J.L. Diazgranados

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J.L. Diazgranados

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Escuchen este mensaje del Señor,
ustedes que tiemblan ante sus
palabras:

Su propio pueblo los odia y los expulsa por
ser leales a mi nombre. ¡Que el Señor sea
honrado! -se burlan-. ¡Alégrense en él!”.
Pero ellos serán avergonzados. ¿Qué es
ese alboroto que hay en la ciudad?
¿Qué es ese ruido tan terrible que
viene del templo? Es la voz del
Señor, vengándose de sus
enemigos.

Aun antes de que comenzaran los dolores de parto,
Jerusalén dio a luz un hijo. ¿Acaso alguien ha visto
algo tan extraño como esto? ¿Quién ha oído hablar
de algo así? ¿Acaso ha nacido una nación en un
solo día? ¿Acaso ha surgido un país en un solo
instante? Pero para cuando le comiencen los
dolores de parto a Jerusalén, ya habrán
nacido sus hijos. ¿Llevaría yo a esta
nación al punto de nacer para
después no dejar que naciera?
pregunta el Señor. ¡No!
Nunca impediría que
naciera esta nación,
dice su Dios.

¡Alégrense con Jerusalén! Gócense con ella,
todos ustedes que la aman y ustedes que se
lamentan por ella. Beban abundantemente
de su gloria, como bebe un pequeño hasta
saciarse de los pechos consoladores
de su madre.

Jesús les respondió: Yo soy el pan
de vida. El que viene a mí nunca
volverá a tener hambre; el que
cree en mí no tendrá sed jamás.

Cuando llegó cerca de Jerusalén, al ver la ciudad, Jesús lloró
por ella, diciendo: ¡Si en este día tú también entendieras lo
que puede darte paz! Pero ahora eso te está escondido y
no puedes verlo. Pues van a venir para ti días malos, en
que tus enemigos harán un muro a tu alrededor, y te
rodearán y atacarán por todos lados, y te destruirán
por completo. Matarán a tus habitantes, y no
dejarán en ti ni una piedra sobre otra,
porque no reconociste el momento
en que Dios vino a visitarte

Y si el justo con dificultad se salva,
¿Qué pasará con el malvado y
el pecador?

Benditos los que lavan su ropa para tener derecho a
entrar por la puerta de la ciudad y comer el fruto del
árbol de la vida. Pero afuera de la ciudad se quedarán
los perros, los hechiceros, los que cometen
inmoralidades sexuales, los asesinos, los
idólatras y todos los que aman y
practican la mentira.

Sadrac, Mesac, y Abed-nego respondieron y
dijeron al rey Nabucodonosor: no cuidamos
de responderte sobre este negocio.

He aquí, nuestro Dios a quien honramos, puede
librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu
mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey,
que a tu dios no adoraremos, y la estatua que
tú levantaste, no honraremos.

Entonces Nabucodonosor fue lleno de ira, y se demudó
la figura de su rostro sobre Sadrac, Mesac, y Abed-nego;
habló, y mandó que el horno se encendiera siete veces
más de lo que cada vez solía. Y mandó a hombres muy
vigorosos que tenía en su ejército, que ataran a Sadrac,
Mesac, y Abed-nego, para echarlos en el horno de
fuego ardiendo.

Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus
calzas, sus turbantes, y sus vestidos, y fueron echados
dentro del horno de fuego ardiendo. Porque la
palabra del rey daba prisa, y había procurado
que se encendiera mucho, la llama del fuego
mató a aquellos hombres que habían alzado
a Sadrac, Mesac, y Abed-nego. Y estos tres
varones, Sadrac, Mesac, y Abed-nego,
cayeron atados dentro del horno
de fuego ardiendo.

Entonces Nabucodonosor se espantó, y se levantó
aprisa, y habló, y dijo a los de su consejo: ¿No
echamos tres varones atados dentro del
fuego? Ellos respondieron y dijeron al
rey: Es verdad, oh rey.

Respondió él y dijo: He aquí que yo veo cuatro
varones sueltos, que se pasean en medio del
fuego, y ningún daño hay en ellos; y el parecer
del cuarto es semejante al hijo de Dios.

Por favor, Señor, ¡ven a librarme!
¡Ven pronto, Señor, en mi
auxilio!

Que sean avergonzados y confundidos
todos los que tratan de matarme. Que
retrocedan humillados todos los que
desean mi ruina. Que se llenen de
pánico por su vergüenza los que
se burlan de mí. Pero que todos
los que te buscan se alegren en
ti y se regocijen; que los que
aman tu salvación digan
siempre: ¡Sea el Señor
exaltado!.

Yo soy pobre y necesitado; quiera
el Señor tomarme en cuenta. Tú
eres mi socorro y mi libertador;
¡no te demores, Dios mío!

¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Dan
la décima parte de sus especias: la menta, el anís y el comino.
Pero han descuidado los asuntos más importantes de la Ley,
tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad. Debían
haber practicado esto sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos!
Cuelan el mosquito, pero se tragan el camello.

¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Limpian
el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están llenos de robo
y falta de dominio propio. ¡Fariseo ciego! Limpia primero por
dentro el vaso y el plato, así quedará limpio también por
fuera.

¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas!, que son
como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos, pero por
dentro están llenos de huesos de muertos y de impurezas. Así
también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos
pero por dentro están llenos de hipocresía
y de maldad.

¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Construyen
sepulcros para los profetas y adornan los monumentos de los justos.
Y dicen: Si hubiéramos vivido nosotros en los días de nuestros
antepasados, no habríamos sido cómplices de ellos para
derramar la sangre de los profetas. Pero así quedan
implicados ustedes al declararse descendientes de
los que asesinaron a los profetas. ¡Completen de
una vez por todas lo que sus antepasados
comenzaron!

¡Serpientes! ¡Camada de víboras! ¿Cómo escaparán ustedes
de la condenación del infierno? Por eso yo les voy a enviar
profetas, sabios y maestros. A algunos de ellos ustedes los
matarán y crucificarán; a otros los azotarán en sus
sinagogas y los perseguirán de pueblo en pueblo.
Así recaerá sobre ustedes la culpa de toda la
sangre justa que ha sido derramada sobre la
tierra. Sí, desde la sangre del justo Abel
hasta la de Zacarías, hijo de Berequías.
A este, ustedes lo asesinaron entre el
santuario y el altar. Les aseguro que
todo esto vendrá sobre esta
generación.

¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a
los que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos,
como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, per
no quisiste! Pues bien, la casa de ustedes va a quedar
abandonada. Y les advierto que ya no volverán a
verme hasta que digan: ¡Bendito el que viene
en el nombre del Señor!

Desde que sé que lo que sufro lo sufro por Cristo, me siento
feliz por mis debilidades, los insultos, las privaciones, las
persecuciones y las dificultades. En efecto, cuando soy
débil, entonces soy fuerte.

El día en que Dios les habló en Horeb, en medio
del fuego, ustedes no vieron ninguna figura. Por
lo tanto, no vayan a hacerse ídolos con forma de
hombre o de mujer, ni de animales o aves, ni de
reptiles o peces. No adoren al sol ni a la luna, ni
a las estrellas ni a los astros. Esos astros, que
brillan para todas las naciones, los creó Dios.

Cuando Dios los rescató a ustedes de
Egipto, lo hizo para convertirlos en
su propio pueblo.

El Señor dice:

Maldito aquel que aparta de mí su corazón,
que pone su confianza en los hombres y en
ellos busca apoyo. Será como la zarza del
desierto, que nunca recibe cuidados: que
crece entre las piedras, en tierras de
sal, donde nadie vive.

Pero bendito el hombre que confía en mí, que
pone en mí su esperanza. Será como un árbol
plantado a la orilla de un río, que extiende sus
raíces hacia la corriente y no teme cuando
llegan los calores, pues su follaje está
siempre frondoso.

En tiempo de sequía no
se inquieta, y nunca
deja de dar fruto.

Piden a Jesús una señal

Los fariseos y los saduceos se acercaron a
Jesús y, para ponerlo a prueba, pidieron
que mostrara una señal del cielo.

Él contestó: Al atardecer, ustedes dicen que hará
buen tiempo porque el cielo está rojizo y por la
mañana, que habrá tempestad porque el cielo
está rojo y nublado. Ustedes saben discernir el
aspecto del cielo, pero no las señales de los
tiempos. ¡Esta generación malvada y
adúltera pide una señal milagrosa!
Pero no se le dará más señal que
la de Jonás. Entonces Jesús
los dejó y se fue.

Así que ayunamos y oramos a
nuestro Dios pidiéndole su
protección y él nos
escuchó.

Cuidado con la mujer infiel

Querido jovencito, cumple al pie de
la letra con los mandamientos de tu
padre y con las enseñanzas de tu
madre.

Grábatelos en la memoria, y tenlos siempre
presentes; re mostrarán el camino a seguir,
velarán tu sueño mientras duermes, y
hablarán contigo cuando despiertes.

Los mandamientos y las enseñanzas son
como una lámpara encendida; la corrección
y la disciplina te mostrarán cómo debes
vivir; te cuidarán de la mujer infiel, que
con palabras dulces te convence.

No pienses en esa malvada; no te dejes
engañar por su hermosura ni te dejes
cautivar por su mirada. Por una
prostituta puedes perder la
comida, pero por la mujer
de otro puedes perder
la vida.

Si te echas brasas en el pecho, te
quemarás la ropa; si caminas sobre
brasas, te quemarás los pies; si te
enredas con la esposa de otro, no
quedarás sin castigo.

No se ve mal que un ladrón robe para calmar
su hambre, aunque si lo sorprenden robando
debe devolver siete veces el valor de lo robado;
a veces tiene que pagar con todas sus
posesiones. Pero el que se enreda con
la mujer de otro comete la peor
estupidez: busca golpes,
encuentra vergüenzas,
¡y acaba perdiendo la
vida!

Además, el marido engañado da rienda
suelta a su furia; si de vengarse se trata,
no perdona a nadie. Un marido ofendido
no acepta nada a cambio; no se da por
satisfecho ni con todo el oro del
mundo.

Cuando estas cosas comiencen a suceder,
erguíos y levantad vuestra cabeza,
porque vuestra redención
está cerca.

Así está escrito: El primer hombre, Adán, se convirtió en ser vivo.
El último Adán se convirtió en Espíritu que da vida. Entonces, el
hombre espiritual no apareció primero, sino el hombre físico,
y luego el espiritual. El primer hombre viene del polvo de la
tierra. En cambio, el segundo hombre viene del cielo. Los
que pertenecen a la tierra son como el hombre que viene
del polvo de la tierra, pero los que pertenecen al cielo
son como el que viene del cielo. Ahora somos como
el hombre que viene del polvo de la tierra, pero
luego seremos como el hombre que
viene del cielo.

Les digo esto, hermanos: nuestro cuerpo de carne y hueso
no puede tener parte en el reino de Dios. Pues lo que se
pudre no puede ser parte de lo que nunca se pudre.
Pero escuchen este secreto: No todos moriremos,
pero todos seremos transformados. En un abrir y
cerrar de ojos seremos transformados. Esto
sucederá al toque final de la trompeta, pues
la trompeta va a sonar, y los muertos serán
resucitados con un cuerpo que nunca se
pudre y todos seremos
transformados.

Cambiar de vida

Por aquel tiempo, algunos le dijeron a Jesús que Pilato,
el gobernador romano, había mandado matar a varios
hombres de la región de Galilea. Esto les había
sucedido mientras ellos estaban en el templo
ofreciendo sacrificios a Dios. Jesús les dijo:

¿Creen ustedes que esos hombres murieron porque eran más malos
que los demás habitantes de Galilea? - ¡De ninguna manera! Y si
ustedes no cambian su manera de vivir ni obedecen a Dios, de
seguro morirán. Acuérdense de los dieciocho que murieron
cuando se les vino encima la torre que se derrumbó en Siloé.
¿Creen ustedes que eso les pasó porque eran más malos
que todos los habitantes de Jerusalén? ¡De ninguna
manera! Y si ustedes no cambian su manera de
vivir ni obedecen a Dios, también
morirán.

Parábola de la semilla que crece

El reino de Dios es como un hombre que siembra
un terreno. Y la semilla nace y crece sin que él se
dé cuenta, ya sea que él esté dormido o despierto,
sea de día o de noche. Así, la tierra da fruto por sí
misma. Primero brota el tallo, luego se forman las
espigas de trigo hasta que por fin estas se llenan
de granos. Y cuando el grano está maduro, lo
cosechan pues su tiempo ha llegado

No se harán ídolos ni esculturas, ni levantarán
estatuas, ni colocarán en su país piedras
pintadas para adorarlas, porque yo soy
el Señor su Dios.

No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene
grande galardón; porque os es necesaria la
paciencia, para que habiendo hecho la
voluntad de Dios, obtengáis
la promesa.

Porque aún un poquito, Y el que ha de venir
vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por
fe; Y si retrocediere, no agradará a mi
alma.

Pero nosotros no somos de los que
retroceden para perdición, sino de
los que tienen fe para preservación
del alma.

¡Qué grande es tu bondad para aquellos que te
honran! La guardas como un tesoro y, a la vista
de los hombres, la repartes a quienes confían
en ti. Con la protección de tu presencia los
libras de los planes malvados del hombre;
bajo tu techo los proteges de los insultos
de sus enemigos.

Bendito sea el Señor, que con su amor hizo
grandes cosas por mí en momentos de
angustia. En mi inquietud llegué a
pensar que me habías echado de
tu presencia; pero cuando te
pedí ayuda, tú escuchaste
mis gritos.

Hay caminos que al hombre le parecen
rectos, pero que al final terminan en
muerte.

La red

Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red,
que echada en el mar, recoge de toda clase de peces; y
una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen
lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera. Así será al
fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los
malos de entre los justos, y los echarán en el
horno de fuego; allí será el lloro y el crujir
de dientes.

[El problema lo crearon] esos intrusos, esos falsos
hermanos que se infiltraron entre nosotros con la
intención de arrebatarnos la libertad que tenemos
como cristianos y hacer de nosotros unos esclavos.
Mas ni por un instante me doblegué a sus
pretensiones; era preciso que la verdad
del mensaje evangélico se mantuviera
intacta entre vosotros.

El mundo odia a Jesús y a los suyos

Si el mundo los odia a ustedes, sepan que a mí me
odió primero. Si ustedes fueran del mundo, la gente
del mundo los amaría, como ama a los suyos. Pero
yo los escogí a ustedes entre los que son del mundo,
y por eso el mundo los odia, porque ya no son del
mundo. Acuérdense de esto que les dije: Ningún
servidor es más que su señor. Si a mí me han
perseguido, también a ustedes los perseguirán;
y si han hecho caso de mi palabra, también
harán caso de la de ustedes. Todo esto van
a hacerles por mi causa, porque no
conocen al que me envió.

Ellos no tendrían ninguna culpa, si yo no
hubiera venido a hablarles. Pero ahora
no tienen disculpa por su pecado; pues
los que me odian a mí, odian
también a mi Padre.

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Category Spirituality & Faith

Jorge Luis Diaz Granados Lugo, better known as J.L. Diazgranados is a Colombian writer, poet, artist, voice actor, video game developer, musician and composer.

He was born in Santa Marta, Colombia. In his childhood he showed interest in writing as a curious, troubled, restless and imaginative child. He began writing and reciting poems for special or commemorative events at the Liceo Celedón school where he graduated as a bachelor. At the end of 2010 he began to write more focused poems as a literary genre.

He graduated as a Technologist in video game development at Sena, excelling in several arts. He took first place at Tecnobot 2012 developing a video game in three days. For 2014 he participated as a voice actor playing the antagonist of the story "The Man with White Gloves" in the short film Control Z. By 2022 he began his career as a musician and composer publishing his first works.