First published at 07:10 UTC on April 6th, 2024.
Sadrac, Mesac, y Abed-nego respondieron y
dijeron al rey Nabucodonosor: no cuidamos
de responderte sobre este negocio.
He aquí, nuestro Dios a quien honramos, puede
librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu
mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepa…
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Sadrac, Mesac, y Abed-nego respondieron y
dijeron al rey Nabucodonosor: no cuidamos
de responderte sobre este negocio.
He aquí, nuestro Dios a quien honramos, puede
librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu
mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey,
que a tu dios no adoraremos, y la estatua que
tú levantaste, no honraremos.
Entonces Nabucodonosor fue lleno de ira, y se demudó
la figura de su rostro sobre Sadrac, Mesac, y Abed-nego;
habló, y mandó que el horno se encendiera siete veces
más de lo que cada vez solía. Y mandó a hombres muy
vigorosos que tenía en su ejército, que ataran a Sadrac,
Mesac, y Abed-nego, para echarlos en el horno de
fuego ardiendo.
Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus
calzas, sus turbantes, y sus vestidos, y fueron echados
dentro del horno de fuego ardiendo. Porque la
palabra del rey daba prisa, y había procurado
que se encendiera mucho, la llama del fuego
mató a aquellos hombres que habían alzado
a Sadrac, Mesac, y Abed-nego. Y estos tres
varones, Sadrac, Mesac, y Abed-nego,
cayeron atados dentro del horno
de fuego ardiendo.
Entonces Nabucodonosor se espantó, y se levantó
aprisa, y habló, y dijo a los de su consejo: ¿No
echamos tres varones atados dentro del
fuego? Ellos respondieron y dijeron al
rey: Es verdad, oh rey.
Respondió él y dijo: He aquí que yo veo cuatro
varones sueltos, que se pasean en medio del
fuego, y ningún daño hay en ellos; y el parecer
del cuarto es semejante al hijo de Dios.
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