Una semana después del ataque terrorista en Moscú, han empezado a surgir indicadores sobre los autores intelectuales del trágico ataque. Desde Washington se han llenado la boca asegurando, sin ningún tipo de evidencia, que sea quien sea el autor, Uc…
Una semana después del ataque terrorista en Moscú, han empezado a surgir indicadores sobre los autores intelectuales del trágico ataque. Desde Washington se han llenado la boca asegurando, sin ningún tipo de evidencia, que sea quien sea el autor, Ucrania no tuvo absolutamente nada que ver, algo que ha sido interpretado por el mundo y especialmente Rusia, como evidencia de lo contrario, dado que Kiev opera bajo el control de Washington y de la OTAN, es claro que el ataque fue organizado desde Occidente.
Varios analistas internacionales coinciden con esta conclusion, lo que parece aun estar sin responder, aunque podemos especular al respecto, es ¿cuál era el propósito y por qué en este momento?
Por otro lado, el consejo de seguridad de la ONU, por fin aprobó un alto al fuego en Gaza, a lo que Israel hace caso omiso, sin embargo EEUU no voto en contra, ni a favor, se abstuvo y dejo las declaraciones que esta resolución “no era vinculante” es decir, no espera ejercer ningún tipo de presión sobre Israel para acatar la resolución, todo esto mientras continua proveyendo armamento al estado sionista.
En Europa la desconexión entre los lidere y el pueblo continua asentándose, y esta semana protestas en Bruselas y en Londres volvieron a dar de que hablar, la situación en el viejo continente no tiene otra dirección que la decadencia social y el colapso.
En la OMS, el tratado de pandemias no pudo ser aprobado, algo que representa una victoria a medias, pero que resulta alentador considerando la cantidad de poderes que esto le otorgaría a un grupo pequeño con lideres no electos y con ataduras a la industria farmacéutica.
En Baltimore, EEUU, un puente que conecta a la ciudad de Washington DC, colapso en un instante, tras ser impactado por un barco de carga, dirigido por un capitán ucraniano, algo que ha generado un sin fin de suspicacias, imposibles de probar, pero que sin embargo nos deja un interesante mensaje simbólico.
